Aún caliente lo de París, llega el informe contrario a la Romareda. Entonces, ya en lunes, hay que ponerse a currar: a pactar. Ahora se entendería menos que nunca la falta de acuerdos. Los enfrentamientos crónicos entre partidos y dentro de ellos entre familias y facciones se podía aguantar --soportar, qué remedio-- cuando todo era páramo y el horizonte estaba espeso, sin nada. Ahora hay plazos y cosas muy importantes que ir haciendo desde esta misma mañana de espléndido futuro y nietos. Entonces, la consigna es no reñir. Los ganadores, repartir, porque nadie puede ir solo a ninguna parte. No avasallar. Nunca gana uno solo, ni un solo grupo. Se gana y se pierde a mogollón, y más en proyectos muy grandes, de mucho futuro, que la Expo sólo es el superdetonante, el acelerador, necesario (a tope) pero no suficiente. Hay muchas cosas más, que ya van más o menos enfiladas, y a las que la Expo les va a dar mayor visibilidad, más empuje, más medios, más cobertura, más de todo. La Expo y lo que ha supuesto conseguir la organización, ganar este superenvite, ha de dar aire y apoyo y repartir juego a todo lo demás. O avanza todo a la vez o se bloquea el artilugio. Cuando todo estaba empantanado, sin salidas claras, reñir era un vicio, un atraso añadido: ahora sería suicidio. Lo primero, que nadie tenga miedo de quedarse en las cunetas de los muchos caminos que se están abriendo, de los que ya estaban abiertos y a medio abrir. Que nadie se ponga paranoico, que habrá fotos para todos y cintas interminables. Hay varios focos de conflicto que pueden ralentizar o malograr la velocidad de crucero que necesita este aluvión de proyectos que, con la Expo como emblema y catalizador, avanzan sin parar.

La monserga de la Romareda: detrás de cada párrafo hay muchos intereses, potentísimas operaciones de todo tipo, lo comprendemos. Pues eso también tienen que sentarse a pactarlo sus señorías, sin más demora ni más subterfugios. Que se pongan a hablar, que se cobijen bajo el espléndido momento que estamos disfrutando, se sienten con los papeles y vayan cerrando acuerdos. Lo mismo, pero a lo grande, con lo que está en la nevera sobre la remodelación de Zaragoza Alta Velocidad, metro, tranvía, Milla y todo lo demás. Pacten ya, sin avasallarse, ni avasallarnos. Ganemos todos. Sobre todo, sentarse juntos y no reñir.

*Escritor y periodista