El dinero que vendrá de la UE no será un maná caído del cielo para su uso sin esfuerzo por los gobiernos y las administraciones españolas. Habrá que ganarlo. El fondo Next Generation UE para la recuperación de 750.000 millones (390.000 en forma de subvenciones) se repartirá en forma de cuotas nacionales. La cuota de subvenciones que le corresponderán a España será de unos 70.000 millones. Pero no serán de uso automático y discrecional. Habrá que presentar planes nacionales de inversión y reforma. La clave estará en nuestra capacidad para elaborar planes que sean aprobados por la Comisión y el Consejo de la UE. De lo contrario, esas subvenciones se quedarán en el cajón de la UE.

Además de la calidad, está la cuestión de los objetivos. Tendremos que establecer prioridades para utilizar esos fondos. Hay más, pero las mías son salud, innovación y empleo. Sin proteger la salud no se podrá reabrir la economía ni las escuelas. Además, la salud será uno de los motores más potentes de la economía y del empleo. Tiene que dejar de ser vista como un gasto para contemplarla como una inversión en una industria de futuro.

La segunda debe ser promover la innovación en todos los sectores del sistema productivo, desde los más tradicionales, como la agricultura, el turismo o la construcción, a los más novedosos, relacionados con las nuevas tecnologías digitales. Sin innovación no habrá mejora de productividad ni competitividad. Necesitamos elaborar planes tractores sectoriales entre gobiernos, empresas y universidades y centros tecnológicos.

Y la tercera prioridad tiene que ser el empleo, especialmente el de los jóvenes. Sin empleo no habrá prosperidad inclusiva. Es el momento de diseñar un fondo público para el empleo al que puedan presentar planes las administraciones, el sector privado y el tercer sector