Los fuegos artificiales pusieron anoche el broche final a las Fiestas del Pilar de 2014. Tras 10 días de festejos, los zaragozanos han puesto un notable alto a la organización y programa de los mismos. Los actos más populares y simbólicos, como la Ofrenda de Flores, han seguido manteniendo el fuerte atractivo que siempre les caracteriza y que permanece como emblema nacional, coincidiendo con la festividad del 12 de octubre. También han sido muy concurridos los actos callejeros, en mayor medida que la asistencia a las carpas y ofertas privadas, quizá por una retracción de los gastos de las familias, que ya arrastran seis años de crisis. Unos días que han sabido compaginar el bullicio del ocio diverso, con el fervor religioso del Rosario de Cristal, por ejemplo, o el apego a las tradiciones más instaladas en el imaginario aragonés.