La visita de los Príncipes de Asturias a Zaragoza pilló de sorpresa a casi todo el mundo, aunque en el momento de su llegada al Pilar buena parte de las autoridades locales y eclesiásticas ya estaban en la basílica para felicitar a los recién casados. Todos menos el arzobispo Yanes, cuya ausencia en el camarín de la Virgen fue más que comentada. Un canónigo y algún sacerdote más hizo los honores a los príncipes, pero quien más quien menos mostró su extrañeza por la ausencia del arzobispo que, al parecer, estaba en su despacho a pocos metros.