Un neurocientífico español, Rafael Yuste, catedrático en la Universidad norteamericana de Columbia, ha lanzado la voz de alarma: nuestra futura libertad intelectual, el albedrío de nuestra voluntad y el flujo natural de nuestros pensamientos van a ser amenazados en muy breve plazo de tiempo por una serie de nuevas y agresivas tecnologías.

Corre peligro, para empezar, nuestra privacidad, ya de por sí arrinconada por la invasión de los algorritmos en la globalización conductual y comercial de los países avanzados. Nuevas técnicas en fase de experimentación en Microsoft, Facebook o en la compañía de Elon Musk apuntan al reforzamiento o potenciación de nuestros cerebros mediante la implantación de finísimos hilos, que multiplicarían sus prestaciones, y tecnologías destinadas a controlar la transmisión y lectura del pensamiento. Si éstos dejaran de fluir libre y naturalmente y de pertenecer al ámbito de la más estricta intimidad del individuo, pasaríamos a ser esclavos de los dueños de esas tecnologías.

Microsoft y Facebook avanzan en las tecnologías de control y manipulación mental

Como consecuencia, el yo individual transcurriría a difuminarse en una personalidad colectiva más fácilmente controlable y adaptable a aquellas necesidades dictadas desde el poder. La propia capacidad humana para decidir su futuro podría quedar en el aire. Desde un punto de vista político o social, las nuevas «tecnologías de aumentación» en fase todavía de experimentación, pero acaso muy pronto operativas, no fuera universal, equitativo, se provocaría una clara desigualdad en base a acumular beneficios o privilegios para unos pocos.

Dada la gravedad e inmediatez de, según se mire, las nuevas amenazas o retos tecnológicos, Rafael Yuste urge a los gobiernos a tomar medidas para contemplar y preservar los neuroderechos.

Incluyéndolos, si es necesario, argumenta, en los textos constitucionales, como apéndice de los derechos fundamentales ya reconocidos. Derecho a la privacidad mental. Derecho a la inviolabilidad de los neurodatos. Derecho al acceso universal a las nuevas tecnologías...

Eso, o un incremento de la esfera de la ambigüedad donde siguen flotando la nube de Internet y muchas de sus aplicaciones...