Zaragoza y sus ciudadanos han celebrado la primera sesión del Foro de la Movilidad, un órgano de debate donde participan todos los agentes sociales vinculados con el tránsito urbano y que debe desembocar en la firma de un Pacto por la Movilidad hacia el mes de septiembre. Dicho de otra manera, se trata de acordar entre las instituciones y la sociedad, de la forma más transparente y democrática que se pueda concebir, el rumbo que debe tomar la capital aragonesa en los próximos años para ser más transitable, pero también, más cómoda, más sostenible y más humana.

La capital aragonesa es una ciudad en la que la movilidad crece cada año en torno al 2%. A diario se producen 1,5 millones de desplazamientos superiores a diez minutos o un kilómetro de distancia, a la vez que disminuye el porcentaje de ciudadanos que se traslada caminando. El parque automovilístico es de 300.000 vehículos, con tendencia a subir entre un 3 y un 4% al año. De esta flota, circula a diario el 50% y se incrementa un 10% más los días de lluvia, pero los viales de la ciudad no podrían asumir todos los coches si los conductores decidieran sacarlos a la vez.

LAS NECESIDADES que genera la ciudad ya no se pueden atender únicamente con los autobuses urbanos, ni con las tradicionales fórmulas de concebir el transporte público, sino que debe acudirse a un concepto más amplio, el de movilidad urbana que implica a todos los servicios municipales, a todas las instituciones y a todos los ciudadanos. Por eso se hace necesario buscar un Pacto por la Movilidad que diseñe la estrategia futura de las comunicaciones, y que articule el crecimiento de la ciudad.

El Ayuntamiento de Zaragoza dio un paso de gigante en febrero cuando suscribió con el Gobierno de Aragón un protocolo que debe conseguir la implantación de un metro ligero en la capital aragonesa, a la vez que la creación de un consorcio que se encargue de llevar el timón del plan de comunicaciones de la ciudad en el futuro. Ahora, ya se realizan los estudios para definir el recorrido de esta primera línea, que podría desarrollarse en el eje norte-sur de la ciudad (por ser el que más demanda tiene y el que aglutina el crecimiento futuro) y que podrá empezar a construirse en el 2005-2006.

Esta transformación, que será capital para la ciudad, debe ir indisolublemente apoyada de otras medidas. Será necesario reformar todo el sistema de líneas de autobús, cuyo estudio ya se ha encargado, e implantar vehículos de más capacidad, porque los autobuses seguirán asumiendo durante muchos años el 80% de la demanda de transporte de los ciudadanos. Además habrá que habilitar una red de cercanías que cubra toda el área metropolitana. Todo este nuevo contingente de medios deberá articularse en una eficaz red de intercambiadores que permita a los ciudadanos adentrarse hasta el núcleo de la ciudad sin tener que usar su coche, pero con rapidez y comodidad.

La Administración no debe estar sola ante este reto. De ahí la decisión de abrir el diseño de la movilidad urbana al debate ciudadano, convencidos de que marcará también un antes y un después en las relaciones de la administración con el tejido social. Es una nueva forma de gobernar, es la esencia de la democracia participativa.

Las actuaciones previstas afectan también al futuro diseño urbanístico de Zaragoza. Será preciso dotar a la ciudad de más plazas de aparcamientos subterráneos en los barrios --cuyo expediente está muy avanzado-- y de estacionamientos disuasorios a la entrada de la ciudad, desde donde se podrá acceder a los transportes de gran capacidad. También será preciso ganar más espacios peatonales para el ciudadano, sin olvidar a las personas de movilidad reducida, y dejar espacio a las bicicletas, que cada vez se perfilan más como un transporte alternativo. La planificación urbanística también deberá establecer un cambio de actitud y un compromiso con las máximas de la movilidad urbana, que redundarán, sin duda, en una mejor calidad medioambiental.

ESTE PROCESO de cambio de la ciudad es apasionante y nuestro compromiso es que sea abierto a todos, porque ese es el espíritu del Ayuntamiento de Zaragoza. La transformación es precisa para asegurar la movilidad de todos, pero también para no hipotecar el desarrollo económico de la ciudad, y es de tanta envergadura que debe realizarse con el compromiso y el acuerdo de todos los agentes económicos, sociales e institucionales, sin caer en los eternos pesimismos que hacen que nos perdamos en debates estériles en vez de avanzar con paso firme.

*Concejal de Movilidad Urbana y Servicios Públicos del Ayuntamiento de Zaragoza