Ojalá, pero los economistas sabemos que nada es gratis, otra cosa bien distinta es que te inviten, es decir que lo pague otro y a ti te salga gratis. A veces incluso ni siquiera se ve claramente quien lo paga, pero se paga. También sabemos que cuando analizamos gastos o inversiones públicas lo más relevante siempre es quien gana y quien pierde con esa inversión, o lo que es lo mismo, quien paga y quien recibe.

En cuanto a quien gana parece claro que los propietarios del club, que tendrán estadio nuevo sin pagarlo y además disfrutarán de usos comerciales con los que obtendrán pingües beneficios. También ganarán los constructores y seguramente mucho. En mi bola de cristal he visto, que como en toda obra emblemática, habrá un bonito desfase presupuestario.

En cuanto a pagar, si atendemos a lo que se está diciendo estos días, parece ser que a los zaragozanos no nos va a costar nada. ¿Será que es posible el milagro de los panes y los peces? Personalmente pienso que no. Se va a pagar en buena parte con suelos destinados a usos públicos. En primer lugar la nueva Romareda la van a pagar los chavales que patinan, ya que se van a quedar sin skate-park. Una reflexión al respecto: cuando volvamos a hablar del problema del botellón, seguro que alguien nos recuerda lo importantes que son las alternativas de ocio juvenil para prevenir el consumo de drogas, alcohol e incluso la ludopatía. También lo van a pagar las pistas de educación vial de la policía municipal por donde pasan cada año miles de críos. En lo que va de año llevamos 4 muertos en accidente de tráfico en Zaragoza y en 2019 los muertos atropellados en España aumentaron en 49, ante estas cifras casi siempre oímos comentar la importancia de la concienciación para atajar este problema.

Los vecinos de la zona también aportarán un poquito, se van a encontrar con que se reducen los suelos públicos que esponjan la ciudad y al mismo tiempo aumentan los habitantes, es decir menos espacio para más gente. Asimismo parece que va a pagar el Gobierno de Aragón, es decir, que va a poner un dinero ahí, que podría ir por ejemplo a reducir listas de espera quirúrgicas o de dependencia. Finalmente lo van a pagar nuestros recuerdos, tener un estadio al que yo de pequeño llamaba «Romadera» es mucho más bonito que llamarlo Samsung.

*Profesor y economista