Volvió a ocurrir: la masiva afluencia de esquiadores a las estaciones de Astún y Candanchú colapsó ayer los accesos al Pirineo formando una retención de 30 kilómetros, la distancia que existe entre Jaca y la frontera. Volvió a ocurrir que los esquiadores que disponían de abonos de remontes no pudieron utilizarlos, pues cuando lograron acceder a las pistas ya era demasiado tarde y exigieron, en buena lógica, la devolución del dinero. Volvió a ocurrir pese a que después de un colapso parecido el pasado puente de Reyes se ofreció como solución inmediata la colocación de carteles electrónicos que avisaran del estado de las carreteras para evitar retenciones masivas. Si entonces el Gobierno de Aragón analizó las causas, ha llegado el momento de corregir los fallos a la mayor urgencia, pues de lo contrario tanto las inversiones que se están haciendo en las estaciones como la promoción del esquí en el Pirineo oscense estarán de más.