El nuevo delegado del Gobierno, Javier Fernández López, expresa en estas páginas su intención de mantener las puertas de la institución abiertas a los ciudadanos, igual que ha tenido las de su despacho en la Facultad de Derecho abiertas a los alumnos. Es un buen referente el que utiliza, porque no le van a faltar ocasiones de atender en primera persona a ciudadanos que han sufrido y sufren las lagunas que padecen los servicios de seguridad. Sin ir más lejos, un zaragozano ha tenido que abandonar recientemente la ciudad porque un grupo de fascistas no le dejaba trabajar su negocio por ser negro. Tendrá que aplicarse, sí.