Si nada cambia, el juez Ángel Dolado será nombrado Justicia de Aragón, en sustitución, tras diecinueve años en el cargo, los tres últimos de interinidad, de Fernando García Vicente. En mi opinión, el señor Dolado es persona idónea para ocupar ese puesto. Se trata de un profesional competente, un demócrata convencido que ejerce como tal y un hombre justo. La propuesta para su designación surgió de Chunta Aragonesista y enseguida se sumaron PSOE, Podemos, IU y finalmente Ciudadanos, con lo que ya dispone de las tres quintas partes de los votos que se requieren en las Cortes de Aragón para ser el nuevo Justicia. Pero para que la candidatura de Dolado salga por unanimidad es necesario que se sumen los votos de los parlamentarios del PP y del PAR, que no han presentado, ni creo que manejen, otro candidato.

Los populares y los aragonesistas se quejan a menudo, y aportan sus propios argumentos, de que el presidente Javier Lambán no dialoga con ellos y que, al parecer, tampoco lo ha hecho en este asunto. Probablemente tengan razones para molestarse por no haber sido llamados a hablar para dejar cerrada la elección del Justicia, pero ambas formaciones, encabezadas respectivamente por Luis María Beamonte y Arturo Aliaga, dos pesos pesados, demostrarían una grandeza política extraordinaria, con las reservas que quieran plantear al respecto, si votaran a favor de Ángel Dolado, incluso sin condiciones.

El presidente de Aragón debería llamar a ambos líderes del centro-derecha, sentarlos a una mesa y ofrecerles ese acuerdo. Supongo que en ese caso, pues conozco a ambos, los señores Beamonte y Aliaga no tendrían el menor reparo en sumarse al consenso y votar a Ángel Dolado, hacia el que me consta que consideran un digno candidato como futuro Justicia de Aragón.

A la vista de lo que está ocurriendo en otras partes de España, donde el enconamiento político es tremendo y se atisba una peligrosa fractura en la sociedad y una regresión democrática, en Aragón debería darse ejemplo, al menos en este asunto, de respeto mutuo, pacto y colaboración, porque, además, el señor Dolado es un candidato magnífico.

Una fotografía en el palacio de la Aljafería con todos los líderes de las formaciones políticas aragonesas acordando por unanimidad el nombramiento del nuevo Justicia sería un estupendo regalo para este sufrido y abnegado pueblo, que necesita políticos con miras de grandeza, de trabajo, de acuerdo y de generosidad, como ocurrió en Caspe en 1412. ¿Será posible un nuevo Compromiso?.

*Escritor e historiador