La discreción ha presidido la negociación entre los directivos de Schindler y el responsable de Urbanismo, Antonio Gaspar, para trasladar la fábrica de ascensores a un polígono del extrarradio de la ciudad. En una línea similar a los acuerdos alcanzados en su día con Aceralia o Filtros Mann, la antigua Giesa pasará a ocupar una parcela en un polígono de nueva creación, en este caso Empresarium, y en el lugar donde ahora se produce se construirán hasta 400 pisos para financiar la operación. Si además de hacer la ciudad más habitable, estos traslados garantizan la estabilidad del empleo en las grandes firmas, con inversiones que atan a las empresas al territorio en plena fiebre deslocalizadora, deben ser saludados muy positivamente. Siempre que se expliquen con detalle, una vez superadas las lógicamente discretas negociaciones iniciales, las ventajas para el conjunto de una ciudad que no debe perder su empuje industrial.