Cuando se apela al espíritu emprendedor, pensamos a menudo en audaces maniobras a cualquier precio, con un carácter eminentemente individual y egocéntrico; con miras a grandes beneficios y rápido enriquecimiento. Sin embargo, más allá de prejuicios infortunados, ello no es necesariamente así; un buen ejemplo podría ser el de Pablo Santaeufemia, joven emprendedor enfocado a crear oportunidades para quienes normalmente están excluidos de la innovación empresarial y tecnológica, pues, según afirma, el talento surge en cualquier parte, pero no así el acceso a las oportunidades para ejercerlo. Pablo, confundador de la plataforma Bridge for Billions, cree que el emprendimiento es el mejor instrumento para generar cambios reales en la sociedad y propone apoyar el desarrollo de los más desfavorecidos sin alejarlos de su ámbito local.

Este joven, que ya figura en la lista Forbes de los 30 menores de 30 años más influyentes del mundo, aboga por el emprendimiento social, liberado en lo posible de ayudas y subvenciones que pervierten su espíritu y reducen su viabilidad. Se muestra muy crítico con la financiación de innovaciones absurdas, en tanto que se descuidan áreas muy importantes como la educación y la salud, así como también denuncia la falta de respeto por el medio ambiente, propia de muchas actividades falsamente dinámicas. Por otra parte, nos advierte del riesgo que suponen las grandes multinacionales robotizadas, como agentes nocivos para un empleo que actualmente depende en gran medida de las pequeñas empresas y comercio de proximidad. Según Santaeufemia, el mejor remedio reside precisamente en un cambio de la mentalidad emprendedora, orientándola hacia una actitud centrada en las necesidades reales de una población habitualmente marginada de los grandes circuitos empresariales.

*Escritora