A primeras horas de la mañana de un 12 de julio como hoy, hace 40 años, Zaragoza se despertó conmocionada por el incendio que se desató en el hotel Corona de Aragón, en pleno centro de la ciudad. La tragedia, de dimensiones desconocidas, acabó con la vida de 78 personas y otras 64 resultaron heridas en el suceso más grave registrado en la capital aragonesa en el siglo XX. Un vez culminadas las duras tareas de auxilio a las víctimas y extinción del fuego, se dispararon las especulaciones sobre el origen del mismo y la posibilidad de un atentado por la presencia en el hotel de integrantes de la familia Franco. El Tribunal Supremo llegó a reconocer años después que en la propagación de las llamas pudo haber elementos externos, lo que abrió la puerta a las ayudas del Estado. Como alcalde de la ciudad estaba Ramón Sáinz de Varanda, que acababa de asumir el cargo tras las primeras elecciones municipales, en el contexto de la incipiente Transición. Sobre él cayó la responsabilidad de dotar al cuerpo de Bomberos de los medios necesarios materiales para el futuro, ante las carencias que se evidenciaron durante el incendio, paliadas con actos de valor y heroísmo. Y también de introducir en las normas urbanísticas las necesarias exigencias de seguridad en los edificios. Cuatro décadas después, el recuerdo de aquella tragedia todavía persiste.