Aunque la retirada de las tropas de Irak, la ley contra la violencia doméstica y el anuncio de los cambios constitucionales y estatutarios sean los temas estrella de la llegada del nuevo Gobierno, el Consejo de Ministros de ayer puso la primera piedra para otra reforma tan importante como las anteriores. El nombramiento de una catedrática para abrir una etapa constituyente en RTVE cara a convertirla en menos partidista, más seria y racional, y con mejores valores profesionales, abre otra gran esperanza en este país.

La manipulación informativa desde las radios y las teles públicas, así como su contribución a la degradación del nivel cultural y del buen gusto, se han convertido en uno de los ejes del deterioro de la calidad de nuestra democracia. Si Zapatero cumple su promesa de resolver este problema hará un servicio impagable. Porque, aunque a veces se centren las críticas en personas como Urdaci, el verdadero desastre no son las personas, sino el esquema. Lo que hace posible que lleguen a su cargo personas así y que puedan hacer con impunidad lo que él ha llegado a hacer es el modelo de medios públicos sometidos al antojo de quienes gobiernan. Eso es lo que la dignidad de España merece que se reforme.