Obesos, cocainómanos, teleadictos... Las estadísticas están que arden. Batimos todos los récords malos. "Malo malo malo eres" (Bebe). Oir a Raquel Winchester, por si acaso. Somos pura metrópoli casi. Dolores de espalda, etc. Tanto tragar anuncios, no hay sofá que lo resista. Que si los peores conductores de Europa... En fin, menos mal que pagamos las hipotercas. Y suerte que tenemos la Comisión para alternarla con Gran Hermano 6 o el que sea. Ya podían televisar enteras las sesiones de la Comisión del 191--M (esto del 191--M es de Arcadi Espada, claro, en su web --arcadi.espasa.com--, es un homenaje permanente a las víctimas, embutido ya en la sigla). Sí, podían televisar la Comisión, para ampliar el espectro de habituales. Ahora, con los primeros frescores, se reaviva el asunto, y llaman al expresidente Aznar. Aquí a los expresidentes no se les deja yacer en paz. Tenemos una inquina contra los que nos han mandado difícil de explicar. Menos a Calvo--Sotelo, que pasó desapercibido, a los demás ex los sometemos a una soba inquisitorial tremebunda. Vamos, lo que nos gustaría es que los expresidentes sucesivos acabaran en la cárcel. Verlos entrar en Alcalá--Meco como unos vulgares mariocondes, con la bolsica del neceser. ¿Y de dónde puede venir esta afición vengativa, esta saña hispana? Pues debe de venir, como casi todo, de cuando Franco, que al estar tantísimos años mangoneando sin más ni más, nos dejó una huella indeleble de sumisión y sombría altivez (esto ha quedado guay). Como no nos atrevimos con ese hombrico, ese alfeñique, ahora nos vengamos siquiátricamente contra los que, merced a esa maravilla que es la democracia, se apean del monclovio y se ven condenados, como cualquier otro autónomo, a dar charlas por los pueblos, a recoger piedras y a firmar libracos infumables. Y encima, teniendo que aguantar a los guardaespaldas, que también han perdido glamour y ya se les se tuerce el gesto. Esta pulsión a machacar al ex no quita para que Aznar, en este caso, acuda encantado al revival y se explaye en su minuto de fama postrera. Claro que al sucesor designado --Rajoy-- y a sus acólitos no les tiene que hacer ninguna gracia la reaparición del enfurruñado. Va a ser un éxito porque ya echábamos de menos que alguien nos metiera una bronca. Gorditos, cocainómanos, teleadictos, malos conductores...

*Escritor y periodista