Por primera vez en la historia reciente de la Iglesia, el Arzobispado de Toledo tendrá dos obispos auxiliares, uno de ellos el hasta ayer mismo obispo de Tarazona, Carmelo Borobia. Juan Pablo II ha atendido "de muy buen grado" la petición de ayuda que le había hecho el arzobispo Cañizares, ya que la diócesis de Toledo "vive momentos de mucha vitalidad y grandes necesidades". Para la Santa Sede, la situación de vitalidad y necesidad de Toledo debe ser incomparable con la de Barbastro, Tarazona o Zaragoza, cuyo arzobispado sigue pendiente de relevo después de que hace ya varios meses se jubilara el arzobispo Yanes.