Tan importante como desatascar los trámites administrativos necesarios para los proyectos de mejora de riberas y de infraestructuras, necesarias para la Expo pero que revertirán en el conjunto de la ciudad una vez concluido el evento caso de ser Zaragoza la sede elegida, es cerrar un acuerdo financiero entre las partes implicadas. La baza que debe jugar la ciudad está clara: lograr que una parte importante de las obras que se precisan, entre las que destacan también el cierre de las circunvalaciones y los nuevos puentes y pasarelas sobre el Ebro, se completen cuanto antes. Los zaragozanos, mal acostumbrados por sus políticos, saben que desde la presentación de un proyecto hasta su concreción y posterior desarrollo pasan meses, años, incluso décadas. El alcalde Belloch debe mantenerse firme en las negociaciones con Gobierno central y comunidad autónoma para que la ciudad logre compromisos concretos cuanto antes, haya o no Expo.