El informe de Idom sobre la situación del mercado de oficinas y comercios de la ciudad de Zaragoza viene a constatar lo que muchos temían desde hace tiempo: que la oferta va mucho más deprisa que la demanda y que en los últimos años la capital aragonesa ha vivido un boom de centros comerciales y edificios para despachos que ha provocado una sobresaturación. Es verdad que la ciudad ha ganado mucho porque había grandes carencias y ha servido para poner en valor a Zaragoza y su calidad de vida. Pero es hora de echar el freno. Las administraciones, local, regional y nacional, no pueden seguir confiando en estos servicios para sufragar cualquier tipo de gasto. Llenar todo lo que ahora hay, más lo que está en marcha, lo que ya está proyectado y lo que se planea, costará al menos quince años. Ni, por supuesto, es rentable, ni Zaragoza necesita tantas oficinas ni tantos comercios. Quizá es hora de inventarse otras cosas.