Estamos con los ojos abiertos y los oídos atentos para ver y escuchar lo que el nuevo gobierno de Zapatero pone en marcha. Hay cierta premura, cierta esperanza por ver resueltos tantos temas enquistados, tantos planes insostenibles, tanto oscurantismo a la vieja usanza. Pero también en esa esperanza está implícito el temor de no ver materializadas las promesas, que se convierta esta nueva legislatura en otro desengaño. El "no nos falles" significa muchas cosas, significa que queremos un paso avanzado hacia un equilibrio que habíamos perdido, significa que los ciudadanos nos hemos esforzado para demostrar que queremos vivir con paz, en democracia y con políticos fiables. Cualquiera en su oficio da cuenta de las acciones y consecuencias.

El político con mayor razón tendría que asumir sus errores y Aznar no debería irse de rositas porque, si no, la clase política está en una posición de invulnerabilidad que alimenta la prepotencia. Y ya nos han tocado lo más sensible para no aguantar ni una más, así que el gobierno de Zapatero, sabiendo que no lo tiene fácil, ha de esforzarse para no volver a defraudar.

*Pintora y profesora de FP