La ocupación ilegal sostenida por los bancos es un fenómeno reciente que se ex-tiende por las grandes ciudades y por las costas como una plaga. Yo no sabía nada de cómo funcionaba el tema hasta que me tocó de cerca. Y, claro, no me estoy refiriendo a los desahucios por impago de hipotecas. Nada que ver con esas familias o personas rotas que con la crisis anterior a la pandemia fueron echadas de sus casas al no poder hacer frente a los recibos y se quedaron en la calle. Muchos suicidios hubo en España por este motivo. Se hicieron leyes para proteger a los desahuciados y para dar viviendas a las personas que verdaderamente lo necesi-taran y cumplieran los varemos exigidos para acceder a una vivienda pública.

Pero como suele ocurrir hecha la ley, surge la trampa, y comenzaron a des-arrollarse dos tipos de fenómenos inquietantes y peligrosos que tienen como pro-tagonistas a los dos extremos de la sociedad: los bancos y los que viven del cuento. Y ambos coexisten sin que la Administración entre a saco en el tema. En una curiosa endogamia que pisotea la legalidad.

Los denominados okupas en un principio eran ese tipo de gente que se metían en casas en apariencia abandonadas o sin uso y allí proliferaban. En más de un caso protegidos por el movimiento anti desahucios. Pero es que ahora el asunto es mucho más sofisticado y estas personas sin oficio, o trabajo o que viven al margen de cualquier normativa se han convertido en los sostenidos y financiados por los bancos. Increíble pero cierto. Voy a tratar de explicarlo hasta donde llegue mi conocimiento.

En estos años los bancos se han encontrado con una bolsa enorme de pisos provenientes de desahucios (de esos de gente honrada que les echaban de su casa por no poder pagar una parte de la hipoteca). Un montón de pisos vacíos por toda España, pudriéndose en el abandono y sin saber qué hacer con ellos. Una mala imagen para la marca bancaria. Solución: han creado sociedades interpuestas e inmobiliarias que gestionan los pisos vacíos de su propiedad cuyo objetivo textualmente es «la promoción de activos inmobiliarios de cualquier tipología mediante arriendo, venta o cualquier medio». En internet solo hay que teclear SOLVIA para encontrar pisos vacíos, propiedad de bancos, en toda la costa española para que los amigos de lo ajeno lleguen y lo ocupen sin problema.

Colonizan edificios enteros y también están muy atentos a las segundas residencias de particulares. Los bancos como propietarios de sus pisos para evitar problemas de imagen les financian: pagan las cuotas de la comunidad, las derramas, la luz y el agua. Prefieren a estos okupas, que crean verdaderos problemas de convivencia, que a las honradas familias que tiraron a la calle por no poder pagar la hipoteca. Y no hay manera de echarlos porque la policía no actúa ni puede entrar en un piso ocupado sin la orden judicial del banco propietario, que pasa del tema porque para eso ha puesto estos nichos de fondos buitre en manos de sociedades pantalla. Escandaloso. H *Periodista y escritora