La situación que ha vivido el pueblo turolense de Olba es una prueba más de los problemas que sufren los pequeños municipios de lo que se ha dado en llamar la España vaciada. La crecida del río Mijares ha dejado aislados dos barrios, en uno de los cuales había un centenar de residentes, de los que acuden solo en vacaciones. El alcalde, Federico Martín, ha hecho un llamamiento a todas las instituciones para que costeen un puente más seguro que el actual, que quedó totalmente cubierto por el agua. Según la estimación municipal se necesita una inversión de 200.000 euros, pero ¿cómo puede hacer frente a este gasto un ayuntamiento que solo tiene 226 habitantes? Una bofetada de realidad.