El consejero de Sanidad del Gobierno aragonés, Ricardo Oliván, va por su tercer plan de choque para intentar eliminar las listas de espera que le han crecido sin parar desde que gestiona el Salud. Un plan que él sabrá para cuánta gente es (porque hace un año que oculta estos datos y parece que a nadie del Ejecutivo le ha importado hasta ahora) pero que se va a financiar con el dinero que no ha gastado del paralizado hospital de Teruel. Economía de guerra, vaya. Y como el consejero es tan ecléctico dice que su plan empezará "en breve" y absorberá la demora "lo antes posible". Como para creerle.