El debate sobre el Estado de la Comunidad tuvo algún pequeño incidente que afectó, por separado, al sentido del olfato y al del oído. En el primer caso hay que destacar el tufillo que se filtraba desde las castigadas tuberías del edificio. El olor dio que hablar y se prestó a juegos paralelos: que si "discursos podridos", etc, etc. En fin, el otro asunto tuvo que ver con la exclamación del popular Eloy Suárez, que al escuchar a Iglesias hablar de que "se iba a agarrar a...", aprovechó para concluir la frase presidencial: "agarrar ...al sillón". Nadie le jaleó la gracia.