Tampoco entiendo la perra que ha cogido el concejal Cubero, y por extensión Zaragoza en Común, con la municipalización del 010. Pero todavía entiendo menos la histeria que tal operación (de muy menor calado y transcendencia) despierta en diversos círculos políticos y sociales. Hasta la CEOE ha puesto el grito en el cielo, como si normalizar la situación laboral de catorce trabajadoras que prestan de hecho un servicio públicol fuese algo inaudito. A muchos este ruido inexplicable y está constante exageración se nos atraganta. Maldita monserga.

Porque mientras la polémica vuelve y revuelve sobre cualquier cosa menor e incluso diminuta, se producen acontecimientos de enorme importancia para Aragón y su futuro. De repente, nos hemos enterado de que General Motors estaría a punto de vender Opel a los franceses de Peugeot-Citroën (PSA). Hombre, no es para asustarse ni para dudar de que las cosas seguirán pintando bien en Figueruelas... Pero si llega un nuevo dueño den por hecho que cambiarán planes y estrategias. Y como dependemos en tran gran medida de dicha factoría y de sus auxiliares, parece conveniente estar al tanto (CEOE incluida), en vez de volvernos locos con la plantilla del Ayuntamiento de Zaragoza, cuyo descontrol empezó antes de que Santisteve se hiciese rojo.

Otra cosa: el Gobierno, con la complicidad de los organismos técnicos supuestamente competentes, permitirá que la central nuclear de Garoña reanude su actividad, prolongándola hasta más allá de sesenta años. Sin mayores controles ni revisiones. ¡Sesenta años! Así tendremos una bomba (atómica) de relojería en la cabecera del Ebro. En un país civilizado, semejante posibilidad habría provocado una movilización institucional y popular de enorme envergadura. Aquí no. Aquí sólo algunas entidades han advertido de los riesgos que vamos a correr. La CEOE, por supuesto, no está entre ellas. Supongo que por afinidad con el PP, con endesa-Iberdrola (operadoras de Garoña) y con lo nuclear en general. Pero yo, ¡ay!, ya estoy harto del 010.