Tres incendios después del gran incendio que arrasó por completo el pueblo en 1944, son demasiado fuego como para que los vecinos de Canfranc duerman tranquilos. El que el domingo destruyó un edificio de viviendas en plena madrugada ha puesto de manifiesto otra vez la enorme carencia de medios antiincendios que padece la comarca de la Jacetania. Y no será por falta de instituciones que tienen que velar por la seguridad de los vecinos: desde la autonómica a la provincial pasando por la municipal y la comarcal deben resolver de inmediato un problema tan sencillo como es la creación de un parque de bomberos bien dotado. Pero un incendio de estas características no se apaga sólo con medios técnicos y humanos. Hace falta también una buena coordinación para que no se repitan situaciones tan grotescas como la que se vivió el domingo, con los camiones de bomberos sin agua a pesar de que el río estaba detrás de la casa siniestrada.