Aprovechando la "coyuntura abdicación" y el subidón adrenalítico de las europeas, las banderas republicanas toman las calles al grito de "España, mañana, será republicana" y "los Borbones, a las elecciones", como si del triunfo de la Roja se tratara. Pobres incautos. En medio del abismo político y económico, y preocupándonos por menudencias. Ojo con el falso resplandor de los encantadores de serpientes más laureados en los últimos meses. Señor Lara, deje de ser insensato. ¿Cómo puede maniquear el concepto democracia a su antojo? ¿Qué es eso de aseverar que "el pueblo decida en un referendo si quiere monarquía o república, o lo que es lo mismo, monarquía o democracia"? ¿Insinúa que el actual sistema político español, nuestra monarquía parlamentaria, de democrática tiene lo que el gobierno de Putin? Un poquito más de seriedad política, y menos postureo populista, ese que tanto caracteriza al nuevo fichaje de la temporada, Pablito Iglesias. Menos opio y más apio. Nuestra sociedad necesita un antiinflamatorio de verdad y no una euforia adormecedora permanente. No toca "que la gente vote", como apunta el líder de Podemos. Lo que el momento actual demanda es recuperar nuestro maltrecho sistema político y, aunque ello pasa por una revisión profunda y calmada de la Constitución, hoy debemos dirigir la mirada a la Carta Magna, que como acertadamente apunta el denostado Rubalcaba, "establece las pautas con las que dar cumplimiento a la voluntad del Rey".

Periodista y profesora de universidad