E l Ayuntamiento de Zaragoza tiene previsto peatonalizar la céntrica plaza de Santa Engracia, que además albergará el memorial que recordará a todas las víctimas del coronavirus. En realidad, la zona urbana de esta histórica basílica no es ni siquiera una plaza, ya que es en el fondo un culo de saco para los vehículos, y no hay más que un pequeño jardín céntrico con un monumento a la insigne figura de Joaquín Costa. Una zona tan céntrica merece ser adecentada, y si el proyecto de peatonalización se hace con gusto, puede ser una gran medida para revitalizar una zona comercial en pleno corazón de la capital, frecuentada por paseantes y turistas. Todas las grandes ciudades de Europa apuestan desde hace años por ganar para los ciudadanos sus calles, en lugar de que sean los vehículos los que se apoderen de ellas. De hecho, anteriores gobiernos municipales también apostaron por un modelo de movilidad más sostenible, con pacificación del tráfico y zonas más agradables para ser paseados. Estos gobiernos, por cierto, no siempre encontraron el apoyo ni el respaldo del equipo de Gobierno que ahora sí va a peatonalizar esta zona. Sin ir más lejos, el propio PP se opuso a la pacificación de la calle Don Jaime, otra de las vías céntricas, comerciales y turísticas de la capital aragonesa.

En cualquier caso, bueno es que se adopten decisiones que contribuyan a mejorar la ciudad y hacerla más habitable. Esta zona, que además ha sido desde tiempos inmemoriales protagonista de algunos de los episodios más intensos de la historia de la ciudad, cuenta además con una de las iglesias que encarna el mejor Renacimiento artístico de Aragón.

De momento, algunos de los comerciantes y propietarios de espacios en la zona no ve con especial entusiasmo el proyecto municipal, aunque es algo que sucede con frecuencia cuando un consistorio aborda un nuevo proyecto. Con el tiempo, en muchos casos y si no se realiza ninguna obra descabellada, muchos de quienes se oponen cambian de opinión y admiten la mejora.