Los envites que se dan en el escenario de precampaña me recuerdan al conocido juego de naipes del mus, lleno de órdagos, juegos de boquilla y tanteos de todo tipo. Son apuestas que vemos todos los días en los mítines de estas próximas elecciones generales y autonómicas. Uno de esos órdagos es la solución a la despoblación rural, un problema que viene de muy atrás y de difícil solución, pero no imposible. Tenemos el referente de las Tierras Altas de Escocia que han combatido con éxito la despoblación. En 1965 crearon una organización independiente: Highlands and Islands Enterprise (HIE), con la misión de sacar a su territorio de la situación de declive demográfico y económico y lo sacaron. Sus miembros no son cargos públicos ni políticos sino profesionales de alta cualificación, a partir de ahí consiste en trabajar y mucho. La eficiencia, la responsabilidad y el control son las bases para saber tanto en qué emplear el dinero como en qué no hacerlo. Esto se llama clarividencia. Reconozco que me dan envidia sana y estimulante, como la que debieron sentir los representantes autonómicos, cuando se desplazaron a Escocia en junio del 2017 para conocer su modelo de éxito; llegaron a conclusiones y vieron soluciones como: oportunidades laborales, vivienda, infraestructuras, suministros, equipamientos y servicios básicos, conectividad a internet, oferta comercial y de ocio. Sí debieron ver esas soluciones pero de poco han servido, siguen utilizando el mismo discurso en los mítines. Hay sectores de la población joven que tienen interés por vivir en los pueblos, apuestan por una mejor calidad de vida, solo esperan que les posibiliten los medios. Esperemos que este órdago mostrado en los discursos no sea un simple envite y seamos de una vez por todas fidedignos en lo que decimos. H *Pintora y profesora