Paseando por Zaragoza puedes llevarte agradables sorpresas. En un muro del Centro Deportivo Municipal Duquesa Villahermosa, hay una placa de cerámica vidriada muy lograda, encargada por las asociaciones vecinales del barrio de Delicias, del ceramista con taller en San Mateo de Gállego F. Malo, del 2018. Aparecen edificios, algunos son instalaciones del Psiquiátrico, con árboles, bancos, fuentes e instalaciones deportivas; otros del barrio de Delicias. Y sobre todo destaca el texto, escueto, pero de gran calado político: «El parque Delicias y estos equipamientos que disfrutas son fruto de la lucha organizada y el esfuerzo de las asociaciones vecinales del barrio desde 1972 hasta el 2005 para recuperar los terrenos del antiguo Psiquiátrico y que atendieron las instituciones democráticas. Organízate. Recuerda. Disfruta. Cuida y Participa». En un ángulo, Ayto. de Zaragoza y el escudo de la ciudad.

Quiero reflexionar sobre el texto. El parque y los equipamientos (centro cívico, teatro, piscina, gimnasio, colegio, biblioteca, centro de mayores, centro de rehabilitación psicosocial, centro de día, Asociación Aragonesa Pro Salud Mental…) están ahí para disfrute de la ciudadanía. Las cosas que valen la pena, para su consecución requieren organización, esfuerzo y lucha continuada durante un largo periodo, en este caso 33 años. No son regalos caídos del cielo. Con movilizaciones han avanzado las sociedades que hoy conocemos como modernas y democráticas. Los momentos más creativos de la democracia rara vez surgieron de las sedes institucionales. Surgieron en las calles, donde los ciudadanos forzaron los cambios o la ampliación de las agendas políticas.

Y el final del texto, unos imperativos. Organízate, sin organización no existe proyecto político y lamentablemente constatamos que las agrupaciones políticas, sociales y sindicales de izquierdas zaragozanas ni están organizadas ni unidas cara a un proyecto común. Ese es el triunfo del neoliberalismo. Un ejemplo, las excesivas y enfrentadas candidaturas de izquierdas en las municipales, que regalaron la alcaldía a la derecha de siempre, cuyas políticas benefician a los de siempre. Decía bien el conde de Romanones: «Grave amenaza para el ciudadano es ser gobernado por poderes ocultos. Esto acontece cuando el que manda no es el que firma».

Recuerda. No deberíamos olvidar los ejemplos de lucha y de reivindicación. Mas hoy no tenemos memoria. Como señala John Berger, vivimos en un predominio apabullante del presente. El pasado y el futuro quedan eclipsados. Las preocupaciones de la actualidad son tan agobiantes y absorbentes, que nos impiden mirar hacia atrás y hacia delante. Nos hemos instalado en un hoy permanente que nos incita a considerar el ayer deleznable y desechable, y a ignorar el mañana por impredecible. De la misma manera, Tony Judt en Sobre el olvidado siglo XX, de todas las ilusiones contemporáneas, la más peligrosa es aquella sobre la que se sustentan las demás: la idea de que vivimos en una época sin precedentes, única e irrepetible y que el pasado no tiene nada que enseñarnos. Disfruta y Cuida, su significado es claro.

Y el último, Participa. Contar con una ciudadanía activa, implicada y participativa es un síntoma de salud democrática. Son dignos de elogio los municipios en los que los ciudadanos dedican parte de su tiempo a ayudar a los demás o a desarrollar proyectos comunitarios. Además, los proyectos que se promueven desde abajo, desde la ciudadanía participativa, pueden suponer importantes ahorros para la administración, ya que la detección de los problemas es inmediata y los diagnósticos más acertados. Aunque muchos identifican el voto como la principal herramienta de participación ciudadana, hay ciudadanos para los que las elecciones no son el principal método de participación democrática.

Las elecciones no solo excluyen a los menores de edad sino también a otros colectivos (inmigrantes) que, sin tener la condición legal de ciudadanos, participan de la vida económica y social del municipio. Esto puede hacer que temas importantes para la vida en común queden fuera del debate político durante el periodo electoral. Por eso es importante promover la participación y la colaboración ciudadana más allá de las elecciones.

La filosofía política impresa en la cerámica de F. Malo es toda una lección para los zaragozanos y que a mí me genera un sentimiento profundo de nostalgia. Pero no son buenos momentos para aceptar lecciones de nadie y menos de las generaciones que nos han precedido.

Termino con unas preguntas que me inquietan: ¿hoy en el 2020, con el dominio apabullante del neoliberalismo, el parque Delicias y los equipamientos de las Esquinas del Psiquiátrico serían posibles? ¿En los años 70, 80 y 90 del siglo pasado hubieran sido posibles las actuaciones municipales de Averly y del outlet de Pikolín o Torre Village? ¿Quiénes serán los beneficiados con la reforma de La Romareda? Las respuestas yo las tengo muy claras, porque asumo las ideas de David Harvey expresadas en su libro Ciudades rebeldes. Del derecho de la ciudad a la revolución urbana: «Las ciudades neoliberales predominan en la escena mundial y se caracterizan porque la mayoría de sus componentes son objeto de negocio y especulación, en el marco de una mercantilización expandida, que produce efectos globales de urbanización por desposesión».

*Profesor de instituto