Con el pecho henchido ha vuelto nuestro president Rajoy de su cita en la Casa Blanca, donde Obama le ha felicitado por su "gran liderazgo", ese con el que ha estabilizado la economía española, aunque todavía quede pendiente el "enorme desafío" del paro. Sin embargo, y pese a los halagos, la marca España, esa que tiene por objeto respaldar la posición internacional de este país, quedó una vez más puesta en entredicho, y de eso se encargó su principal embajador, el mismo Rajoy en persona, con sus continuadas meteduras de pata, muy propias del made in Spain. Suspenso en inglés, en competencias orales y en comunicación corporal. Para muestras, botones. No fue capaz de entender ni media palabra del presidente americano. Su más que sonoro "¿eh?" cuando Obama instó a los periodistas a tomarse un descanso, dejó clara su discapacidad lingüística, pero también su falta de habilidades comunicativas. No tuvo en cuenta que el silencio es el aliado más preciado de los buenos oradores, pero todavía más de aquellos que ni saben ni entienden un idioma. Tampoco supo interpretar el lenguaje corporal de la presidenta del FMI, Christine Lagarde, y evitar ese incómodo momento en el que ella rechazó estrechar su mano tendida. Y contestó con un "ah", sorprendido al no percatarse de que había estado durante más de dos minutos dirigiéndose a un auditorio que no pudo escucharle por hablar de espaldas al micro. Cómo para no guiñar el ojo, con semejante demostración de virtudes.

Periodista y profesora de Universidad