Se trata, simplemente, de que las cosas existen. Y de que los empeños de obviarlas, despreciarlas por miedo, estupidez o prejuicios, o combatirlas armados con mitos y leyendas medievales, son, además de inútiles, muy poco inteligentes. Mañana es el día del Orgullo Gay, Lésbico y Transexual, que sigue siendo una convocatoria muy importante para reclamar evidencias como la libertad de sentir, amar o besar lo que a uno/a le plazca; para cambiar leyes que llevan años, décadas y siglos negando la existencia de algo humano; para exigir el perdón debido por las condenas, escarnios, prisiones, abandonos y castigos que la historia y el país han regalado a los homosexuales; para lograr equiparación jurídica, fiscal y real de todas las personas; para que los medios de comunicación recuerden que la población no es toda blanca, heterosexual, católica y carnívora, y que deben escribir siempre en esa sintonía si de verdad quieren contar la realidad; para desenmascarar a dirigentes de moral pública y sexo gay privado; para terminar con los insultos amplificados de las iglesias y con la discriminación y la bienpensante tolerancia para aplicar respeto e igualdad. La libertad es para todos o no es.

*Periodista