Sería injusto culpar a la actual DGA de todos los males de Inquinosa, después de 25 años cerrada la planta de lindano de Sabiñánigo. Tanto como permitir que intente eximirse de cualquier responsabilidad en la situación actual del río Gállego. Ayer se vio una vez más en las Cortes que el Ejecutivo no gestiona correctamente la crisis por la aparición de pesticida en los abastecimientos de la cuenca. La comparecencia de la directora general Pilar Molinero no estuvo a la altura de lo que se espera de un Ejecutivo que debería atajar el problema puntual reconociendo errores y subsanándolos.