La nueva polémica en el Ayuntamiento de Zaragoza tiene que ver con más cambios de nombres de calles franquistas en aplicación de la memoria histórica. Deben hacerse en cumplimiento de la ley, diga lo que diga la derecha, y lo que tendría que replantearse el Gobierno municipal es quitar la plaza de Miguel Merino. Fue un alcalde de transición, no lo nombró Franco y su papel en el camino hacia la democracia siembre fue alabado. Es el único fallo.