Vuelve a Gibraltar el submarino Tireless , submarino amarillo como el de los Beatles, submarino nuclear. El mismo artilugio apestoso que estuvo varios meses en reparación, con todos los reactores al aire, en el 2000. Qué bonito era el 2000, con sus torres gemelas, su petróleo, sus cosas. No es amarillo, pero es nuclear. Es una brasa inglesa, una provocación rutinaria, un fleco imperial. Lo mismo que mandan a una infanta --o como se diga-- de vez en cuando a supervisar el peñón, pues ahora mandan el submarino. Tenía que ser precisamente ese, el Tireless . Se aprovechan del talante de ZP, que no se inmuta por nada.

Si estuviera Trillo al mando de las tropas, ya habría invadido el peñón y habría ordenado a Cascos a que remolcara el maldito submarino amarillo según el modus operandi del Prestige . Trillo hubiera solucionado este incidente prenuclear como hizo con el peñasco aquel de las cabras, el Perejil, aunque quizá no se hubiera atrevido (no, no se atrevió). Ahora está en un superbrete con lo de la comisión y los faxes que van saliendo, entre la titadine y la goma 2 y esos testigos pixelados. Y las cartas y quejas previas al Yak, en las que los pobres que iban a volar en aquellos cacharros astrosos ya decían que era para echarse a temblar. Las ruedas recauchutadas, motocarros volantes.

Le faltaba algo al verano, que no tiene ni canción, y ha llegado el submarino amarillo nuclear, con lo que Andalucía está en estado de crisis de los misiles de Cuba, alerta roja nuclear, pero buen plan. Esto lo hacen los ingleses a mala idea, un poco de mala idea tiene que haber. Al menos podían haber mandado otro submarino, que el Tireless parece que lleva un poco de recochineo añadido, aparte de que ya tiene una edad, unos antecedentes que lo colocan en el ranking de los Yak, artilugios sumamente peligrosos.

Esto de mandarnos el Tireless ha sido por lo del aficionado que se quedó el balón del penalti que falló Beckham, sí, el de Portugal. El chaval no quiere vender el balón histórico a Londres, y entonces bombardean sicológicamente Cádiz, como siempre pero en buen plan, que estamos todos en la OTAN y entrenamos juntos en Bardenas/Zaragoza. El peligro del submarino, aparte de lo nuclear, es que se resienta el turismo. Tendrá que ir Manuel Fraga a bañarse con el Meyba.

*Periodista y escritor