Que las divididas pero ardorosas derechas vuelvan a la carga con el trasvase del Ebro produce un hastío y una pereza insportables. Bueno... es que ya no se trata solo del plan hidrológico, que PP, Cs y Vox quieren resucitar ahora que ya se ven gobernando España y sus regiones, sino todo lo demás: los impuestos, el ordenamiento territorial, el sector público en su totalidad, la condición femenina, la condición masculina... Jaime Mayor Oreja ha creado un think-tank europeo que, precisamente, pretende devolvernos a los años Veinte (pero del siglo XIX, ojo) e intenta animar todos los debates que el paso del tiempo, el avance de la ciencia y la lógica democrática parecían haber zanjado y superado.

La lucha de los paleconservadores (postfascistas, ultrarreaccionarios o como se les quiera llamar) contra «la dictadura de lo políticamente correcto» implica que hemos de volver sobre nuestros pasos para tragar a palo seco los dogmas del catolicismo (preconciliar, claro) convertidos en ley de obligado cumplimiento, los grotescos clichés patrióticos del canovismo-franquismo, el rechazo a lo que se llamó arte degenerado... y el triunfal retorno de aquella España de oligarquía y caciquismo en total pugna con cualquier pretensión modernizadora. Así que en las redes y en algunos medios lees cosas que en la mismísima corte de Fernando VII habrían sido consideradas atrasadas en extremo. Flipante.

Se veía venir, desde luego. A la postre, a Trump ya le precedió el Tea Party de aquella Sarah Palin que quiso convertir en virtud política su analfabetismo funcional; de la misma forma que la exaltación de la burricie por boca de Belén Esteban anunciaba el exitoso desembarco de Abascal y sus reconquistadores. Pero no por previsible esta calamidad actual resulta menos insoportable.

Por lo demás el macrotrasvase sigue siendo imposible: no cuadra en las directivas europeas, no hay dinero para pagarlo y es un total desatino político, económico y medioambiental. Aunque eso, a estas alturas, poco importa. El Ebro es de España, y España es de ellos. ¿No? H