Nuevamente, la masiva afluencia de visitantes desbordó por completo las pistas de esquí aragonesas. En el Pirineo, tanto las estaciones como los accesos a las mismas han vivido días de inusitada sobreocupación.

En estas situaciones, decenas de miles de usuarios sufren excesivas incomodidades y ven frustradas sus expectativas. Es preciso por ello organizar mejor la oferta y educar la demanda para evitar que se concentre en exceso. Porque cabe mejorar diversas instalaciones y racionalizar la explotación de las pistas, pero es imposible que dicha mejora desborde ciertos límites físicos y medioambientales. Todo el mundo no puede ir a esquiar el mismo día. Lo que sí han de funcionar son mecanismos que adviertan del overbooking y lo frenen; unos mecanismos que deberían asimismo proponer a los esquiadores fechas alternativas para aprovechar otros momentos de la temporada y no concentrarlo todo en unos pocos días.