Cuando 11 estados se han pronunciado ya en sus caucuses o elecciones primarias, el senador demócrata John Forbes Kerry, otro JFK, toma ventaja como aspirante a disputar la presidencia a George Bush en noviembre. Parece que los electores de este partido relegan sus preferencias personales y se pronuncian a favor de la figura más adecuada para derrotar al actual presidente. Esta polarización tan prematura, que tiene muy pocos precedentes, responde a la consigna de Anyone but Bush (Cualquiera menos Bush), bandera del rechazo frontal de la mitad del electorado. Muchos que celebraron la victoria en Irak como una venganza del 11-S, están airados ahora por los fracasos de la posguerra, las mentiras al descubierto y los recortes sociales efectuados para pagar la factura bélica.

¿Aciertan los demócratas con Kerry, un centrista para los estándares europeos, un progresista moderado para los norteamericanos y un peligroso radical para la propaganda republicana? Este senador deberá soportar el feroz escrutinio de los medios, que han acabado ya con las expectativas del primer favorito, Howard Dean. Si lo supera y propone un buen vicepresidente, puede derrotar a Bush.