Philip Alston, a la sazón relator de la ONU, es decir, no el de un gobierno bolivariano y comunista, ha visitado España y ha concluido que el país «está fallando» a los más vulnerables y «no se toma en serio» los derechos sociales. También que aunque se está prosperando económicamente, las políticas aplicadas en los últimos años solo han beneficiado a las empresas y a las personas más ricas. Se diría que hasta aquí ratificaría la inquietud social de las primeras medidas del programa que acordaron poner en práctica PSOE y Unidas Podemos. Asimismo señala que habría que intervenir en la regulación del alquiler de las viviendas, algo que también forma parte del acuerdo firmado, aunque Nadia Calviño ya haya puesto pie en pared al respecto.

En cualquier caso, revertir medidas que perjudican a la mayoría o que polarizan social y económicamente a una sociedad no solo debe ser una prioridad teórica para un gobierno que se llame progresista, sino que tiene que trasladarse a los Presupuestos Generales.

Un gobierno solo puede actuar con eficacia en ese marco, y si ese no es el primer objetivo, sin rodeos, nunca desaparecerá la sensación de provisionalidad y la idea de mucho ruido y pocas nueces. Porque, mientras tanto, la crónica política se deja intoxicar por toda clase de interpretaciones de gestos más propios de la prensa rosa, que elevan lo anecdótico a esencial o que deliberadamente buscan generar confusión, lo propio de la falta de oxígeno, palabra clave que utilizó Aitor Esteban para explicar a los navegantes que se sintieran concernidos de la imperiosa y urgente necesidad de aprobar las cuentas del Estado, por interés general y también para avanzar en cualquier otra cuestión.

Lo contrario es entender que son los intereses de los partidos los que deben de marcar los tiempos y las pautas. Exactamente lo que ha exclamado Arrimadas en un galimatías imposible: «Lo que quiero para mi partido es lo que quiero para mi país y viceversa». Lo dice la líder de una formación que no solo ha cambiado de ideología, de opinión y de valores en varias ocasiones en tiempo récord, sino que siempre ha interpretado mal 'sus' tiempos. Y esto no es una opinión, sino una constatación. Solo les falta recuperar a Rosa Díez, con su currículum indefinible e indefendible. Cs se diluye (por no decir se descompone), empezando o quizás terminando por Aragón. Ahora mismo justo les va para decir cada día: amanece, que no es poco. *Periodista