A la mayoría de los medios de comunicación de nuestro país no les gustó nada la formación del gobierno de coalición PSOE-UP. Ni tampoco a los poderes financieros o empresariales. Ni a González y algunos egregios barones socialistas. Mas, se formó. En democracia los gobiernos emanan de las urnas, no de los consejos de administración o de un medio de comunicación. Y hoy tratan de romperlo, sobredimensionando las diferencias entre PSOE-UP. ¡Cómo no va haberlas si son dos partidos con sensibilidades diferentes! Nunca en nuestra democracia un gobierno ha sufrido tantos y tan furibundos ataques. Y a pesar de ellos aguanta. Esta nueva situación política todavía no la han digerido sus numerosos y poderosos detractores.

Desde que se formó el gobierno de coalición el objetivo del PP ha sido derribarlo. Antes de la pandemia ya lo calificó de ilegítimo y después de asesino, criminal y liberticida. Cuando el lenguaje se usa como espada desenvainada el entorno se vicia y decrece la posibilidad de entendimiento. Parecía tras el discurso de Casado en el debate de la moción de Abascal que el PP entraba en una línea de moderación y de diálogo, algo que se debería dar por descontado en un partido con sentido de estado. A pesar de ese presunto viaje hacia la moderación del PP que la mayoría de los medios elogiaron cual turiferarios, constatamos la imposibilidad de acuerdo alguno del PP con el gobierno: ni para la renovación del Consejo General del Poder Judicial; ni en materia educativa con la LOMLOE; ni en las medidas para combatir la pandemia; ni en las políticas frente a la crisis social y económica; ni en la aprobación de los presupuestos generales; ni en la ley de eutanasia.

Un breve recordatorio. La derecha ya votó contra el divorcio, el aborto, el matrimonio de los homosexuales, la ley del tabaco, el carnet por puntos y la ley de igualdad. Esa es nuestra derecha, siempre atenta al devenir de los tiempos. En absoluto cuestiono el papel clave de la oposición en una democracia. Tiene que ser dura, pero justa. Pero todo tiene un límite. Ahora que vislumbramos un rayo de luz en esta terrible pandemia con la vacuna, cabía pensar que no se aprovecharía para embarrar más la política. El argumentario del PP ha esparcido la idea: el reparto no se hará equitativamente, castigando a las comunidades autónomas del PP. Saben que eso no es cierto. Y a pesar de ello lo dicen. Lo grave es que determinados sectores de la sociedad lo creen, con lo cual emponzoñan la convivencia entre españoles. Y esto es propio de auténticos desalmados.

Me fijaré en el discurso político económico del PP. 1º) Abogan por dar ayudas a todos los sectores perjudicados por la crisis económica (hostelería, cultura, la nieve …) producida por el covid-19, ayudas totalmente legítimas, ya que no se les puede dejar abandonados. 2º) Estas ayudas tienen que concederse con una bajada de los impuestos generalizada (Hasta el FMI insta subir los impuestos a los más ricos y a las empresas rentables para combatir la crisis). 3º) Estas ayudas tienen que concederse sin aprobar los presupuestos generales -el PP se negó a votarlos-, presupuestos que eran la condición imprescindible para la llegada de los fondos de la Unión Europea. Por cierto, el PP trabajó a conciencia en los despachos de la UE para dificultar su llegada en un ejercicio de patriotismo. De ello sabe mucho Dolors Monserrat al frente de la Comisión de Peticiones de la Eurocámara.

Al principio el PP apostó por la condicionalidad de dichos fondos aduciendo que seríamos intervenidos y que llegarían tarde y mal. Luego que estarían controlados por el núcleo duro de la Moncloa y los destinarían a financiar proyectos de amígueles. Con este discurso el mensaje mandado a Europa es que este inmenso esfuerzo que van hacer nuestros socios solo servirá para que aumente la corrupción, el comunismo y el populismo en España. No hay que sorprenderse. Ya hizo lo mismo con Felipe González con los fondos estructurales. En un debate electoral José María Aznar le acusó de pedigüeño por reclamar dichas transferencias en la UE. El líder del PP perdió las elecciones. Con las cosas de comer no se juega y no se entiende que no vayamos juntos a Europa a reclamar lo que es nuestro.

Aprobados los presupuestos, producto de la negociación política, queda así despejado el camino de las políticas y la financiación que en 2021 impulsarán la protección social y la modernización productiva que requieren la sociedad y la economía española. Esta nueva situación supone un duro contratiempo para la campaña de desestabilización política e ingobernabilidad llevada a cabo por el PP, por ello tendrá que acomodarse a partir de ahora a un conflicto político de mayor duración (los tres años que restan de legislatura). Ahora el mensaje son los presupuestos de la vergüenza y de la traición, incluso «están manchados de sangre». Seguirá erre que erre con ello. Es que no tiene más argumentos. ¿Hay alguna alternativa de calado? Muy bien tiene que hacerlo el gobierno actual, cuando esa derecha está tan desesperada y enfurecida.

Y por último en el cénit de la incongruencia la última medida de su discurso político. 4º) Estas ayudas tienen que concederse sin aumentar la deuda pública. Alucinante. Esto es la cuadratura del círculo. Yo me siento incapaz de entender nada. Ruego que venga algún taumaturgo a que me lo explique.