La imagen del cartel que anunciaba (luego ya no) el retorno de Pablo Iglesias a la política activa me dió la risa floja. Entonces pensé en la manera tan tonta que han tenido el jefe de Podemos y su estado mayor de cerrarse a sí mismos la ventana de oportunidad que se les abrió hace sólo cinco años. Cabía suponer entonces que estaba emergiendo una izquierda alternativa capaz de elaborar nuevas visiones, nuevos lenguajes, nuevos estilos y nuevos programas que conectaran con la realidad poscontemporánea. Pero solo era un espejismo. Al igual que las asambleas del 15-M languidecieron en manos de viejos leninistas, jóvenes frikis y majaretas de todas las edades (que permanecían en las plazas cuando los demás se iban a trabajar, estudiar o dormir), la poderosa inundación morada se fue replegando, frenada por los yerros, las exageraciones y las bobadas de unos dirigentes fascinados por su propia genialidad. Qué pena.

Iglesias y su círculo íntimo no han dejado de meter la pata con errores de concepción y comunicación impropios de unos estudiosos de la Ciencia Política. De repente se revelaron como unos párvulos, incapaces de manejar las situaciones, generar un espacio plural y transversal, tomar decisiones inteligentes y respetar a la parroquia (tan mosqueada ya y tan proclive a romper la baraja si el crupier no las daba bien). El baile por los escaños de las novias del jefe supremo, la permanente purga del equipo fundador y la promoción de personas escasamente dotadas para dirigir un partido culminó en los mensajes lírico-épicos de tipo personal y la tonta pero tremenda metedura de pata del dichoso chalet, que para colmo era y es una vivienda mediocre e incómoda.

Vuelve Pablo (pero... ¿cuándo se fue?) a un Podemos que ha pasado del auge al declive en un abrir y cerrar de ojos. Su huella y la que puedan dejar sus confluencias y plataformas afines (Zaragoza en Común, por ejemplo) se desdibuja antes de haberse plasmado en nada concreto. Lo del cartel (o lo de la candidata abulense) cierra la ventana. Ni aunque llegue una mujer al relevo...