El sabio adagio latino Primun vivere deinde philosofari viene al pelo para intentar explicar lo indefinible, eso tan inexplicable de los pactos políticos. Confusos desde el punto de vista filosófico o ideológico, pero siendo más confusa aún la espera, la ignorancia de no saber si finalmente los monjes y filósofos del poder pactarán gobiernos, elecciones o nos arrojarán al caos...

Primun vivere... En primer lugar hay que sobrevivir políticamente. No por serlo, los pequeños partidos se conformarán con ceder a los grandes los mejores frutos ni renunciarán a cosecha alguna. Antaño bastaba una llamada de un Adolfo Suárez, de un Felipe González para dejarlos en barbecho, neutralizar las ambiciones de nacionalistas, radicales o alternativos, pero hoy ya no hay filosofía ni poesía que valga ni otro alimento para saciarlos que los panes de la administración pública en forma de cargos, ministerios, consejerías, concejalías, direcciones generales o secretarías de estado... Dame pan (primun vivere) y llámame tonto (deinde philosophari).

El pueblo, que igualmente tiene que vivir primero, para filosofar (o no) después, asiste impotente a esta merienda de negros o nocturno reparto del botín.

En las playas del poder, al calor de las fogatas se recortan perfiles de oficiales del rey y oscuros rostros de piratas con pata de palo. Del cofre del tesoro van saliendo refulgentes joyas para los ministros, los broches y diademas para las damas autonómicas, doblones de oro para los munícipes... Pero las disputas amenazan vetos y reyertas, las antorchas rasgan la noche electoral dejando ver el brillo de puñales. Algún secretario pretende firmar actas de acuerdos o pactos, sin que en la penumbra se sepa si son plumas o dagas lo que las enfrentadas partes empuñan...

Las claras del amanecer darán fe de los cuerpos tendidos junto a las brasas de la ambición, sofocándose en la bruma electoral los penachos de humo de tantas y calcinadas vanidades. Otros más afortunados, corsarios, capitanes, edecanes, abordan sus barcos con los bolsillos llenos de perlas. El botín dará para una nueva singladura, o legislatura, para pólvora y ron (primun vivere), que todo marinero tenga su ración y evitar motines a bordo.

Y así, hasta el próximo abordaje.