Son muchos los padres y madres que en verano libran una batalla perdida de antemano con sus pequeñas: la de la parte superior del biquini. A juzgar por la cantidad de niñas que no tienen edad para desarrollar el pecho que se ven con el top en playas y piscinas son muchos los que pierden la contienda. Me asomo a las tiendas y no falla: biquinis de dos piezas para niñas de 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 años. Incluso para bebés. Da igual que a esas edades el pecho de una niña sea idéntico al de un niño. Demencial.

La denuncia feminista es de cajón: la cosificación del cuerpo de la mujer empieza desde muy temprana edad. El pezón femenino es un tabú sexual. Los cánones de belleza son opresivos, el cuerpo de la mujer siempre bajo el escrutinio social, cuando se destapa porque se destapa, cuando se tapa porque se tapa, que si muy delgada o muy gorda. La sexualización y mercantilización sin pudor de la infancia. Hay que luchar contra todo ello, ninguna duda al respecto, como una expresión más del machismo. Pero resulta muy difícil convencer a una niña de 8 años que no se ponga la parte superior del biquini cuando se emperra en ello. Sí, es la presión social. Sí, son los cánones de belleza y las distinciones de género que nos bombardean desde que nacemos (los pijamas rosas, los pijamas azules). Todo eso es verdad. Pero cuéntaselo a una niña convencida de que le gusta más llevar la parte superior del biquini que no llevarla, que ve la playa o la piscina llena de niñas con el biquini completo, que quiere vestir como las mayores. La presión es descomunal.

*Periodista