El candidato socialista a la presidencia del Gobierno, que hoy será investido por el Congreso de los Diputados, expuso ayer su proyecto, que en esencia coincide con el programa electoral que obtuvo el apoyo de los electores. José Luis Rodríguez Zapatero no ha tenido que asumir exigencias de terceros, sino sólo reafirmar el cumplimiento de unos planes que ya contenían suficientes coincidencias con el resto de fuerzas políticas.

Zapatero reafirmó ayer sus compromisos con la sociedad. La retirada de tropas de Irak, si la legalidad internacional no las ampara, la cancelación del trasvase del Ebro, el fin de la precariedad laboral y un ambicioso plan de vivienda, el matrimonio homosexual... Pero, sobre todo, anunció una nueva filosofía de Gobierno. Respeto a los ciudadanos, escuchar a todos sus representantes y entender la pluralidad de España como un valor constitucional.

El futuro presidente interpretó ayer que el mandato recibido de los españoles es de "cambio y diálogo". Hoy conseguirá los apoyos suficientes para ponerlo en marcha. Aunque con un escollo en el horizonte: los recelos del PP ante los proyectos que requerirán un consenso más amplio, como las reformas estatutarias y de la Constitución.