Si usted tiene una hepatitis A, tiene una hepatitis. Si tiene una hepatitis B, también tiene una hepatitis. Pero la A es benigna y de la B puede morir. De hecho, se trata de dos enfermedades diferentes. Comparten nombre porque ambas suponen una afectación hepática, son enfermedades que atacan el hígado. Con el término proyecto ocurre algo parecido. El ingeniero que proyecta un puente hace un proyecto. También se hacen proyectos en muchas ciencias sociales. Pero son cosas distintas. Cualquiera tiene sus proyectos en la vida, ilusiones de futuro que no tienen nada que ver con un proyecto tecnocientífico, que es un conjunto de planos construibles, secuenciados en el tiempo y valorados económicamente. Las palabras confunden. A menudo tienen dos o tres significados. Cada cual piensa en el suyo cuando habla y acaba creyendo que su interlocutor evoca el mismo concepto cuando dice lo mismo. Pues no. Vivimos en una logomaquia permanente, porque empleamos lenguajes diferentes aunque hablemos la misma lengua. ¿Qué significa ley islámica, por ejemplo? No es la ley a la luz del islam, sino un conjunto de normas que chocan con el concepto occidental de ley. La lista de términos amfibólicos es larguísima. El diccionario recoge muchas pero menos de las emanadas de la constante diversificación semántica derivada de las distintas maneras de ver y de vivir de todo el mundo. Por eso no nos entendemos. Muchos conflictos parten de los equívocos lingüísticos. Qué malentendido tan estúpido... Socioecólogo