Con el inicio de la pandemia por la Covid-19 se disparó la compra online y pudimos ver cómo repartidores llegaban exhaustos a nuestras casas, en el mejor de los casos con unos guantes que a duras penas aguantaban la jornada laboral.

La opción entonces fue bajar al súper más cercano. Allí pudimos observar a la frutera con el cuello del jersey estirado para taparse boca y nariz. Por suerte, poco a poco, fueron dotándoles de protección, mascarillas. Y si el negocio era responsable y tenía medios, ya hasta se marcaban espacios e instalaban pantallas.

Causaron revuelo las imágenes de trabajadores de origen extranjero agolpados sin ningún tipo de protección acudiendo a un matadero de Binéfar donde se había localizado un foco de contagio. Aunque fuera un momento puntual de caos, nos llevan a cuestionarnos muchas dudas ¿Qué temor tienen los trabajadores de esa empresa al contagio? ¿Cómo estarán dentro? ¿Cuál será su normalidad? Resultaron evidentes los resultados de los test realizados, no había temor, no había medios. Pero sí había contagios masivos y precariedad.

A nivel estatal durante el primer trimestre del 2020 y pese al parón económico que ha conllevado la pandemia sanitaria han fallecido un total de 181 trabajadores, lo que supone un 29,3% más que en el año anterior.

Si tomamos como referente a nuestra comunidad, Aragón, entre enero y febrero se han registrado 3.228 accidentes laborales. Sobre los 2.983 registrados en el año 2019, nos encontramos con un incremento de un 8,21%. Y hablamos de los dos primeros meses supuestamente «sanos» del año. ¿Qué datos tendremos cuando se contabilicen las bajas en periodo covid? Habrá que estar atentos a ellos.

¿Qué sucederá cuando se empiece a activar la economía en las fases de desconfinamiento venideras? El sistema de prevención de accidentes laborales es obvio que no funciona adecuadamente y menos para una crisis sanitaria de estas características. Las empresas y los sectores más precarizados descuidan enormemente este aspecto y sobre ellos debe ser más exigente la autoridad competente.

De nada servirá que a nivel personal seamos responsables si desde las empresas no se dota a sus trabajadores y trabajadoras de los medios para reducir la siniestralidad laboral, ahora más amenazada que nunca por un virus llamado Covid-19.

Bastante teníamos con la pandemia no declarada de la siniestralidad laboral como para que ahora se nos una la de este maldito virus para silenciarla.

*Socióloga