con largas colas concluía ayer la muestra Panteones reales, que ha permanecido expuesta en el Pignatelli, despertando gran interés. En buena parte, por el valor de las piezas exhibidas, desde sepulcros de reyes y reinas de Aragón a maravillosos retablos de Sijena, capiteles de Santa Cruz de la Serós y San Juan de la Peña, o a los testamentos de Alfonso I o Fernando el Católico, ambos determinantes para el devenir político y dinástico de la Corona.

Por otro lado, el éxito de Panteones reales ha tenido mucho que ver con la reivindicación de una visión neutral de la historia, la que suele darse en Aragón, Valencia, Baleares y la Cataluña no contaminada por las parcialidades o francas mentiras urdidas por los historicidas esbirros de Pujol, Mas, Puigdemont, Junqueras, Torra y el resto de catalibanes supremacistas, hoy, por fortuna de capa caída, haciendo el ridículo ante la justicia y la opinión pública, incluida la suya y a muchos de los suyos (gracias, Trapero).

Aragón, siempre conciliador, ha soportado con paciencia las trampas, apropiaciones y hurtos de estos advenedizos hasta que, atacando por la vía civil, en vez de los polvorientos tribunales eclesiásticos (como mal aconsejaba nuestra derechona de misal y mantel), va consiguiendo poner las cosas, y la historia, en su sitio. En esta legislatura de Javier Lambán destaca la recuperación de los Bienes de Sijena y del propio monasterio como panteón real y eje patrimonial y cultural del riquísimo legado histórico del viejo Reino.

El notable trabajo de la consejera Mayte Pérez está teniendo continuidad en la reconstrucción del imaginario histórico de la Corona aragonesa.

La reciente exposición sobre Sijena en Palermo recuerda la amplitud de un territorio peninsular y mediterráneo unido por claves de gobernanza y tolerancia en las que comenzaba a despuntar la modernidad que acuñaría en Fernando el molde de un monarca cada vez más alejado de la teocracia religiosa y próximo a un gobierno multiplural, casi a lo que entenderíamos por una confederación de Estados. Dimensión y trascendencia que el Gobierno de Aragón está con buen criterio difundiendo en aras de dar a conocer nuestras raíces a nuevas generaciones interesadas por nuestro rico pasado.