Y no porque el solomillo no estuviera exquisito... pero parece que la cantante sevillana tuvo algún pequeño contratiempo amoroso que le impidió dar buena cuenta del suculento plato. Los comensales del Aragonia no habían reparado en Isabel Pantoja hasta que la artista se levantó de la mesa y desapareció dejando con la boca llena a su novio, Julián Muñoz. El excalde de Marbella y la cantante, que anoche actuó en Zaragoza, estaban acompañados por otra pareja cuando una pequeña discusión hizo que Pantoja dejara el almuerzo sobre la mesa.