Luis María Beamonte probablemente tiene ante si una de las decisiones más complicadas y trascendentes de su carrera política. Después del resultado de las primarias del jueves para elegir presidente nacional del PP, el líder del partido en Aragón tiene que acertar con su posicionamiento: o se decanta por Pablo Casado o por Soraya Sáenz de Santamaría en el congreso decisivo del 20 y 21 de julio. De entrada tiene dos lecturas fáciles. El comité de dirección regional que se reunirá la próxima semana acertaría optando por el diputado de Ávila teniendo en cuenta que es el que más votos ha obtenido en Aragón. Aunque también podría defender a la exvicepresidenta del Gobierno alegando que es la candidata que más apoyos ha tenido entre todos los afiliados populares que votaron en el conjunto de España. Un dilema que puede ser una oportunidad para los aragoneses.

Lo que ha quedado evidente con la votación de esta semana es que en el PP aragonés hay distintas sintonías. Como le ocurriera a Javier Lambán en el PSOE, la dirección regional apostó por la candidata perdedora, María Dolores de Cospedal en esta ocasión, pero la derrota pueden aprovecharla los populares mejor que los socialistas, sumándose a esa pinza nacional de los partidarios de la exministra de Defensa y de Casado contra la ganadora. El centenar de votos de los compromisarios de Aragón (por cierto, el cien por cien prácticamente afines a Beamonte) serán decisivos teniendo en cuenta que la diferencia entre una y otro estará muy ajustada y su papel puede ser irrelevante o tener un gran peso político, en virtud de hacia donde se dirija el voto. He ahí la clave.

Este reposicionamiento que tiene que haber en Aragón no va a suponer ningún cambio en la dirección popular, aunque sí que es cierto que ha habido un sector que puede salir fortalecido de esta experiencia de primarias y otro que se ha quedado más debilitado.

El líder amarró muy bien los votos a Cospedal tanto en la provincia de Zaragoza como en la capital, y el posible alcaldable Jorge Azcón, que antes de las votaciones se aproximó a Sáenz de Santamaría y a Casado, ahora se verá más seguro junto a este último candidato. El exsecretario general del PP aragonés y senador Octavio López, el que más se ha acercado en la capital a la aspirante ganadora, seguirá representando, con perfil bajo, a este sector minoritario en Zaragoza de la exmiembro del Gobierno.

En Teruel tan apenas hay batalla, y Joaquín Juste, Emma Buj y Manuel Blasco, no tienen ningún frente abierto. Ganó Casado. Todo lo contrario de Huesca. El exsecretario de Estado Roberto Bermúdez de Castro, la diputada y exalcaldesa de Huesca Ana Alós, el exconsejero y diputado regional Ricardo Oliván y el concejal Gerardo Oliván doblegaron esfuerzos para que la exvicepresidenta arrasara, y sin embargo ganó Casado, por el que trabajaba también sin cesar el otro exsecretario de Estado de la provincia, Mario Garcés. Es aquí donde más va a tener que coser el PP por cuanto en las horas posteriores a las votaciones los tuits y frases en las redes por parte de alguno de los oscenses contra la organización de Zaragoza ya provocaron enfados y comentarios de «desprecio» y que un dirigente zaragozano dijera que así «es difícil hacer amigos».

En quince días las aguas volverán a su cauce, al menos aparentemente. Empezará una nueva etapa nacional en la que poco se sabe cómo repercutirá en Aragón. La junta directiva regional está tranquila y pocos son los que auguran cambios, al menos ahora. Aunque está todo por decidir. La batalla está en los candidatos a las elecciones del año que viene, pero eso es otra historia sobre la que ya hay quien tiene cartas marcadas y hasta nombres para cambiar...

*Director de EL PERIÓDICO DE ARAGÓN