La carrera hacia el Oscar de Dolor y gloria de Pedro Almódovar se está viendo seriamente obstaculizada por Parásitos, una película coreana, del director Bong Joon-ho, que viene ganando todos los premios (Cannes, Bafta...)

Se trata de un híbrido de géneros con el que el cine oriental ha conseguido acertar con el público occidental.

Propósito nada sencillo si se tiene en cuenta la larga tradición de oídos sordos entre unas y otras culturas, o el escasísimo número de cineastas y escritores orientales que han conseguido entroncar con el público europeo y norteamericano sin renunciar a sus raíces, costumbres o maneras de entender la realidad y la ficción, la vida y el cine, el relato y la épica.

Parásitos oscila entre la comedia y la tragedia, pero sin llegar a etiquetarse como un melodrama.

En su primera parte, la mejor, en mi opinión, la cinta se ajusta a un trama cómica de aire picaresco sembrada de equívocos e ingeniosos recursos.

Básicamente, una familia pobre se propondrá estafar a una rica. En los progresos de ese propósito nos tropezaremos con sorpresas y carcajadas que perfectamente podría haber previsto Lope de Vega en una comedia del Siglo de Oro o Berlanga, incluso el propio Almodóvar en cualquiera de sus películas.

La segunda parte de Parásitos, sin embargo, será mucho más dura, acumulando elementos, como el secuestro, como el crimen, que ya nada tendrán que ver con la amable comedia de sus más inocentes planteamientos.

Una película, en cualquier caso, muy original e interesante, formidablemente interpretada y prodigiosamente filmada con suntuosas imágenes que nunca, pese a su belleza, se desvían un ápice de la enrevesada trama, primero sonrisas, después lágrimas.

En el fondo, puede que se trate de una suerte de metáfora sobre la influencia del dinero, de la riqueza, sobre las personas; cómo su posesión llega a perturbar la sintonía de lo real; cómo su ausencia llegará a perturbar la vida real de una familia modesta con la utopía de su posesión.

O de cómo, también, entre oriente y occidente se establecen nuevos lazos de ficción.