Lo que son las cosas: durante años el Párking Norte fue cedido porque sí a Interpeñas, que a su vez lo realquilaba a un empresario del entretenimiento, ducho en el arte de las carpas y el show. Era, el tal empresario, conocido cuadro del PSOE zaragozano. Así, como el ayuntamiento solía estar en manos de los socialistas y también el Gobierno de Aragón (dueño, no se olvide, del terreno), aquello iba miel sobre hojuelas. Sin problemas, sin reparos, sin concurso y sin zarandaja alguna. Cada Pilar el Párking funcionaba. Y a quien los dioses se la daban (la pasta que producía el montaje) la autoridad se la bendecía.

Pero hubo protestas muy razonables. Porque otros empresarios (y las propias patronales del sector afectado) exigieron transparencia e igualdad de oportunidades. La oposición municipal abundó en el argumento. Con el PP a la cabeza. De esta forma se acabó rompiendo con la rutina, y cuando aún era alcalde Belloch el Párking salió a concurso. Aleluya. Pero los líos han seguido porque no siempre fue la cosa como estaba previsto. Los adjudicatarios cumplían bien, regular... o mal. Al final, el sistema ha hecho crisis este año. Y le ha tocado a ZeC comerse el marrón. ¡Qué gafe arrastran los pobres!

Cuando comento asuntos municipales, unos se mosquean porque dicen que justifico a los de Santisteve y otros porque, en su opinión, los insulto de mala manera. En realidad, ocurre que yo, como tantos zaragozanos, esperaba más de ZeC. Pero no contaba con el peso de la fatalidad cesaraugustana y con el infantilismo político que caracteriza a la mayoría de los comunes. Lo más espeso de la ciudad ha caído sobre ellos, les ha criticado, boicoteado y puteado. Cualquiera se ha atrevido a darles caña en los juzgados con la seguridad de ponerles en aprietos (ahora, menos mal que no les han suspendido las obras en D. Jaime). Temas como el del Párking Norte se han encabronado solos. Y ante semejante chaparrón, quienes supuestamente gobiernan la capital aragonesa solo aciertan a reaccionar como niños. Por eso provocan, al mismo tiempo, irritación... y ternura.